Mi mayor miedo de la infancia fue un demonio que vivía oculto dentro de mi armario, en medio de un caos de cordones y zapatos. Los años pasaron y aunque el monstruo aún existe, su ridícula estatura lo ha convertido en una parodia, en un ejemplo de la futilidad de las cosas.
Mi vida es una eterna lucha contra ésa y otras bestias que aparecen en el guardarropa, bajo la cama, en la ducha, y escribo como exorcismo o como escape, con la esperanza de que, en algún momento, tenga la valentía para seguir el sendero de la inmortalidad que cierto vate chino construyó con una espada, un pincel y una copa de vino.
No podrías haber elegido mejores palabras para definir lo que siento yo también…
Te dejo un link de un micro que escribí hace tiempo y está en mi blog.
La verdad es un placer leerte…
Besos!
Ahi va el link
http://sicontigocuento.blogspot.com/2010/04/desde-pequena-me-perseguian.html
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Muchas gracias, me alegro que te guste mi blog. Pienso que esos demonios, los tuyos, los míos; son los que, con violencia o seducción, nos empujan a escribir; y, si alguna vez intentamos desertar, son ellos también los que lo impiden. Besos.
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Cada uno ha tenido sus demonios!! algunos desaparecen y otros perduran a pesar del tiempo.
Me ha hecho pensar en mi niñez!! Cortito pero muy real, creo yo, en casi todos nosotros en un momento dado.
Besos
Belen
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El escribir ciertamente ayuda a sacar un poco de ese temor, lo importante es tomar el miedo como pretexto para que pueda nacer el valor en nosotros, si escribir le ayuda a que eso suceda, jamas lo abandone.
Un saludo desde http://lunare.wordpress.com/ ojala pueda pasar a dejar un comentario en mi blog, gracias de antemano.
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